jueves, 21 de noviembre de 2013

Encuentro: Comisión Diocesana de Pastoral de la Salud en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad FASTA - Mar del Plata -

Tema del encuentro: Como el médico debe realizar el acercamiento con el enfermo, su familia, con  otros profesionales de la salud, para potenciar una cultura más sensible, más humana  frente al dolor, al sufrimiento, a la discapacidad, a la agonía, a la muerte, al duelo y a la defensa de la vida.
La presentación estuvo a cargo de la Decana, y Titular de la Cátedra de Bioética Dra. Julia S. Elbaba.
Los disertantes fueron el Delegado Episcopal Pbro. Dr. Ricardo Delorenzo y  la Lic. María Silvina Zoratti. La reunión  fue dirigida a los alumnos de 4º año de la carrera de Medicina en la Cátedra de Bioética de UFASTA.
Se destacó fundamentalmente que la acción que nos guía hacia el enfermo debe estar fundada en el AMOR,  la escucha constante, la empatía, la cercanía, de forma humana y con la constante capacitación para ser entusiasta y creativo. 
El encuentro tuvo su cierre con un cuento humanizante " El árbol generoso".
La Dra. Julia S. Elbaba hizo entrega de una distinción  al  Pbro. Dr. Ricardo Delorenzo.      




carolinacapaceta nice  Subido el 12/11/2009 Categoría Instructivos y estilo  Licencia Licencia estándar de YouTube
El Árbol Generoso
 Shel Silverstein
Había una vez un árbol… que amaba a un pequeño niño.
Y todos los días el niño venía y recogía sus hojas 
para hacerse con ellas una corona y jugar al rey del bosque.
Subía por su tronco y se mecía en sus ramas
Y comía manzanas y ambos jugaban al escondite.
Y cuando estaba cansado, dormía bajo su sombra
Y el niño amaba al árbol mucho
Y el árbol era feliz.
Pero el tiempo pasó y el niño creció
Y el árbol se quedaba a menudo solo.
Pero un día, el árbol vio venir a su niño y le dijo:
“Ven, Niño súbete a mi tronco y mécete en mis ramas y
come mis manzanas y juega bajo mi sombra y sé feliz.”
“Ya soy muy grande para trepar y jugar, “dijo el niño.
“Yo quiero comprar cosas y divertirme, necesito dinero. ¿Podrías dármelos?”
“Lo siento, “dijo el árbol, pero yo no tengo dinero. Sólo tengo hojas y manzanas. Toma mis manzanas y véndelas en la ciudad así tendrás dinero y serás feliz
Y, así, él se subió al árbol, recogió las manzanas y se las llevó
Y el árbol se sintió feliz.
Pero pasó mucho tiempo y su niño no volvía
Y el árbol estaba triste.
Y entonces, un día regresó y el árbol se agitó alegremente y le dijo, “Ven, Niño, súbete a mi tronco, 
mécete en mis ramas y sé feliz.”
“Estoy muy ocupado para trepare árboles, “dijo él.
“Necesito una casa que me sirva de abrigo.”
“Quiero una esposa y unos niños, y por eso quiero una casa.
¿Puedes tú dármela?”
“Yo no tengo casa”, dijo el árbol.
“El bosque es mi hogar, pero tú puedes cortar mis ramas y hacerte una casa. Entonces serás feliz.”
Y así él cortó sus ramas y se la llevó para construir su casa.
Y el árbol se sintió feliz…
Pero pasó mucho tiempo y su niño no volvía.
Y cuando regresó el árbol estaba tan feliz que apenas pudo hablar.
“Ven, Niño” susurró. “Ven y juega.”
“Estoy muy viejo y triste para jugar”, dijo él
“Quiero un bote que me lleve lejos de aquí. ¿Puedes tú dármelo?”
“Corta mi tronco y hazte un bote,” dijo el árbol. “Entonces podrás navegar lejos… y serás feliz.”
Y así él cortó el tronco y se hizo un bote y navegó lejos.
Y el árbol se sintió feliz. Pero no realmente.
Y después de mucho tiempo, su niño volvió nuevamente. “Lo siento, Niño,” dijo el árbol,
“pero ya no tengo nada para darte, ya no me quedan manzanas.”
“Mis dientes son muy débiles para comer manzanas”, le contestó el niño.
“Ya no me quedan ramas, tú ya no puedes mecerte en ellas” – dijo el árbol.
“Estoy muy viejo para columpiarme en las ramas,” dijo el niño.
“Ya no tengo tronco” dijo el árbol, “tú ya no puedes trepar.”
“Estoy muy cansado para trepar” le contestó el niño.
“Quisiera poder darte algo…pero ya no me queda nada. Soy solo un viejo tocón. Lo siento…” dijo el árbol
“Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar tranquilo para reposar, estoy muy cansado,” dijo el niño.
“Bien”, dijo el árbol reanimándose, “un viejo tocón es bueno para sentarse y descansar. Ven, Niño, siéntate. Siéntate y descansa.”
Y él se sentó
Y el árbol fue feliz.

EL ÁRBOL GENEROSO
El Árbol Generoso o The Giving Tree, nos cuenta la historia de un árbol y un niño que son amigos. Conforme pasa el tiempo, el niño pide al árbol sus recursos, uno tras otro...hasta que el árbol no tiene nada más que darle. Entonces el niño, ya convertido en un anciano, se sienta en lo que queda del árbol para descansar.
Este libro de Shel Silverstein, editado por primera vez en 1964, ha sido traducido a más de 30 idiomas y forma parte del imaginario de muchos niños, padres y abuelos.
Reflexión 

Es principalmente un cuento infantil,... sin embargo el tema del cuento puede ser interpretado de muchas formas y genera distintos cuestionamientos. ¿Es un cuento que habla exclusivamente sobre la relación que tenemos los humanos con la naturaleza? Tal vez nos muestra las consecuencias que tienen los excesos y la explotación que el hombre hace de los recursos naturales.
¿Qué nos quedará cuando la naturaleza no tenga más que darnos? Mientras pasamos las páginas del libro, leemos que el árbol hace todo para que el niño-joven-adulto-anciano sea feliz, a pesar de sus propios sacrificios. El árbol cómo símbolo de fuerza, templanza y proveedor, podría tomar también el papel del padre o madre o de Dios. El niño, al pedir los recursos al árbol sólo lo hace a través del verbo querer: “yo quiero unas manzanas”, “yo quiero una barca”, pero únicamente utiliza el verbo “necesito” cuando está cansado y desea descansar un poco. Y el árbol, para garantizar la comodidad y felicidad del niño, da todo lo que éste le pide, sin esperar nada a cambio. Quizás, cuando el anciano descansa sobre las raíces del árbol, alude a que cuando ya no queda nada material que nuestros antecesores puedan darnos son nuestras propias raíces lo único que conservaremos.
Otra reflexión que podríamos hacer sobre el cuento, es la de preguntarnos y aprender a diferenciar entre lo que queremos y lo que necesitamos. Lo que queremos puede cubrir caprichos inmediatos, pero no necesidades reales. Y al querer cubrir estos caprichos podemos obviar, muchas veces, lo que a la larga nos hará verdaderamente felices y nos dará esa sensación de plenitud.
Cualquiera que sea el análisis que el lector quiera darle, es interesante que este libro,..., pueda abrir espacios de reflexión que involucren a toda la familia, a los valores y a diferentes temáticas de la vida diaria.
Fuente: Ariela Sclar


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