Tema del encuentro: Como el médico debe realizar el acercamiento con el enfermo, su familia, con otros profesionales de la salud, para potenciar una cultura más sensible,
más humana frente al dolor, al sufrimiento, a la discapacidad, a la agonía, a la muerte, al duelo y a la defensa de
la vida.
La presentación estuvo a cargo de la Decana, y Titular de la Cátedra de Bioética Dra. Julia S. Elbaba.
Los disertantes fueron el Delegado Episcopal Pbro. Dr. Ricardo Delorenzo y la Lic. María Silvina Zoratti. La reunión fue dirigida a los alumnos de 4º año de la carrera de Medicina en la Cátedra de Bioética de UFASTA.
Se destacó fundamentalmente que la acción que nos guía hacia el enfermo debe estar fundada en el AMOR, la escucha constante, la empatía, la cercanía, de forma humana y con la constante capacitación para ser entusiasta y creativo.
El encuentro tuvo su cierre con un cuento humanizante " El árbol generoso".
La Dra. Julia S. Elbaba hizo entrega de una distinción al Pbro. Dr. Ricardo Delorenzo.
carolinacapaceta nice Subido el 12/11/2009 Categoría Instructivos y estilo Licencia Licencia estándar de YouTube
El
Árbol Generoso
Shel Silverstein
Había
una vez un árbol… que amaba a un pequeño niño.
Y
todos los días el niño venía y recogía sus hojas
para hacerse con ellas una corona y jugar al rey del bosque.
para hacerse con ellas una corona y jugar al rey del bosque.
Subía
por su tronco y se mecía en sus ramas
Y
comía manzanas y ambos jugaban al escondite.
Y
cuando estaba cansado, dormía bajo su sombra
Y el
niño amaba al árbol mucho
Y el
árbol era feliz.
Pero
el tiempo pasó y el niño creció
Y el
árbol se quedaba a menudo solo.
Pero
un día, el árbol vio venir a su niño y le dijo:
“Ven,
Niño súbete a mi tronco y mécete en mis ramas y
come mis manzanas y juega bajo
mi sombra y sé feliz.”
“Ya
soy muy grande para trepar y jugar, “dijo el niño.
“Yo
quiero comprar cosas y divertirme, necesito dinero. ¿Podrías dármelos?”
“Lo
siento, “dijo el árbol, pero yo no tengo dinero. Sólo tengo hojas y manzanas. Toma
mis manzanas y véndelas en la ciudad así tendrás dinero y serás feliz
Y,
así, él se subió al árbol, recogió las manzanas y se las llevó
Y el
árbol se sintió feliz.
Pero
pasó mucho tiempo y su niño no volvía
Y el
árbol estaba triste.
Y
entonces, un día regresó y el árbol se agitó alegremente y le dijo, “Ven, Niño,
súbete a mi tronco,
mécete en mis ramas y sé feliz.”
“Estoy
muy ocupado para trepare árboles, “dijo él.
“Necesito
una casa que me sirva de abrigo.”
“Quiero
una esposa y unos niños, y por eso quiero una casa.
¿Puedes
tú dármela?”
“Yo
no tengo casa”, dijo el árbol.
“El
bosque es mi hogar, pero tú puedes cortar mis ramas y hacerte una casa.
Entonces serás feliz.”
Y
así él cortó sus ramas y se la llevó para construir su casa.
Y el
árbol se sintió feliz…
Pero
pasó mucho tiempo y su niño no volvía.
Y
cuando regresó el árbol estaba tan feliz que apenas pudo hablar.
“Ven,
Niño” susurró. “Ven y juega.”
“Estoy
muy viejo y triste para jugar”, dijo él
“Quiero
un bote que me lleve lejos de aquí. ¿Puedes tú dármelo?”
“Corta
mi tronco y hazte un bote,” dijo el árbol. “Entonces podrás navegar lejos… y
serás feliz.”
Y
así él cortó el tronco y se hizo un bote y navegó lejos.
Y el
árbol se sintió feliz. Pero no realmente.
Y
después de mucho tiempo, su niño volvió nuevamente. “Lo siento, Niño,” dijo el
árbol,
“pero ya no tengo nada para darte, ya no me quedan manzanas.”
“Mis
dientes son muy débiles para comer manzanas”, le contestó el niño.
“Ya
no me quedan ramas, tú ya no puedes mecerte en ellas” – dijo el árbol.
“Estoy
muy viejo para columpiarme en las ramas,” dijo el niño.
“Ya
no tengo tronco” dijo el árbol, “tú ya no puedes trepar.”
“Estoy
muy cansado para trepar” le contestó el niño.
“Quisiera
poder darte algo…pero ya no me queda nada. Soy solo un viejo tocón. Lo siento…”
dijo el árbol
“Yo
no necesito mucho ahora, solo un lugar tranquilo para reposar, estoy muy
cansado,” dijo el niño.
“Bien”,
dijo el árbol reanimándose, “un viejo tocón es bueno para sentarse y descansar.
Ven, Niño, siéntate. Siéntate y descansa.”
Y él
se sentó
Y el árbol fue feliz.
EL ÁRBOL GENEROSO
El Árbol Generoso o The Giving Tree, nos cuenta
la historia de un árbol y un niño que son amigos. Conforme pasa el tiempo, el
niño pide al árbol sus recursos, uno tras otro...hasta que
el árbol no tiene nada más que darle. Entonces el niño, ya convertido en un
anciano, se sienta en lo que queda del árbol para descansar.
Este libro de Shel Silverstein, editado por primera vez en1964, ha
sido traducido a más de 30 idiomas y forma parte
del imaginario de muchos niños, padres y abuelos.
Este libro de Shel Silverstein, editado por primera vez en
Reflexión
Es principalmente un cuento infantil,... sin embargo el tema del cuento puede ser interpretado de muchas formas y genera distintos cuestionamientos. ¿Es un cuento que habla exclusivamente sobre la relación que tenemos los humanos con la naturaleza? Tal vez nos muestra las consecuencias que tienen los excesos y la explotación que el hombre hace de los recursos naturales.
Es principalmente un cuento infantil,... sin embargo el tema del cuento puede ser interpretado de muchas formas y genera distintos cuestionamientos. ¿Es un cuento que habla exclusivamente sobre la relación que tenemos los humanos con la naturaleza? Tal vez nos muestra las consecuencias que tienen los excesos y la explotación que el hombre hace de los recursos naturales.
¿Qué nos quedará cuando la naturaleza no tenga
más que darnos? Mientras pasamos las páginas del libro, leemos que el árbol
hace todo para que el niño-joven-adulto-anciano sea feliz, a pesar de sus
propios sacrificios. El árbol cómo símbolo de fuerza, templanza y proveedor,
podría tomar también el papel del padre o madre o de Dios. El niño, al pedir los recursos
al árbol sólo lo hace a través del verbo querer: “yo quiero unas manzanas”, “yo
quiero una barca”, pero únicamente utiliza el verbo “necesito” cuando está
cansado y desea descansar un poco. Y el árbol, para garantizar la comodidad y
felicidad del niño, da todo lo que éste le pide, sin esperar nada a cambio.
Quizás, cuando el anciano descansa sobre las raíces del árbol, alude a que
cuando ya no queda nada material que nuestros antecesores puedan darnos son
nuestras propias raíces lo único que conservaremos.
Otra reflexión que podríamos hacer sobre el
cuento, es la de preguntarnos y aprender a diferenciar entre lo que queremos y
lo que necesitamos. Lo que queremos puede cubrir caprichos inmediatos, pero no
necesidades reales. Y al querer cubrir estos caprichos podemos obviar, muchas
veces, lo que a la larga nos hará verdaderamente felices y nos dará esa
sensación de plenitud.
Cualquiera que sea el análisis que el lector
quiera darle, es interesante que este libro,...,
pueda abrir espacios de reflexión que involucren a toda la familia, a los valores y a
diferentes temáticas de la vida diaria.
Fuente: Ariela Sclar
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